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La maga de la comida (y su manual para no complicarse la vida)

La comida entra por los ojos y, por más cliché que sea la frase, no deja de ser una realidad. El arte de “maquillar los alimentos” y hacer que sean tan atractivos para adultos y niños no es tarea fácil, y eso te lo pueden decir tanto chefs como papás, mamás o abuelitas que cocinan. Sin embargo, existen personas que hacen magia, Jimena Rubio Burgaleta, lo ha logrado.

 

Es diseñadora gráfica, pero también food stylist y mamá. Su travesía inició en la Universidad del Istmo, después se especializó en Madrid, recibió un curso de Psicología de la Publicidad en la Universidad Complutense y varios de cocina.

“Regresé en 2004 y hasta 2007 trabajé en agencias de publicidad, me encantaba y me veía haciéndolo el resto de mi vida. Me casé, y al estar embarazada de mi primera hija me di cuenta que el ajetreado mundo de las agencias iba sería difícil de llevar”, cuenta Jimena. Como muchas otras madres, optó por el camino del freelance. El destino le tenía preparado un aromático y delicioso reto: desarrollar recetas. De esta forma empezó a elaborar recetarios, “hasta que un día le preguntaron si podía preparar los platillos para unas fotografías y dije que sí”, así sus primeros pasos en el mundo del food styling.

En el estudio, la comida es la estrella principal y por supuesto debe lucir maravillosa, ¿quién no empieza a salivar al pensar en una hamburguesa cuyos ingredientes lucen frescos y la carne jugosa?, ¿o por el humeante capuchino que vio en algún lado y casualmente recordó cuando la lluvia caía en una tarde gris? Jimena se preparó para lograr las mejores tomas y ángulos de los alimentos: leyó libros y blogs, recibió cursos online y, conforme su sed de conocimiento aumentaba, también las oportunidades. Diez años han transcurrido desde entonces y ha trabajado el styling para marcas como: McDonald’s, Taco Bell, Vesuvio, Domino’s, Pollo Rey, Toledo, Nais, y El Parisino entre otros.

En 2011 escribió y publicó su primer libro “31 Días de Sabor”, inspirado en su propia experiencia. Después de todo es madre, ama de casa y profesional a la vez. Cualquier persona (padres o madres) que estén a cargo de pensar los menús de cada día saben que resulta un dolor de cabeza planificarlos.

En 2012 se dedicó al 100% al food styling y al diseño gráfico. “Este año después de grandes esfuerzos y mucho trabajo, logré publicar el segundo libro: “31 Días de Sabor Light”, enfocado a personas que quieren comer más sano. Cada receta cuenta con su tabla nutricional y las recetas no tienen ni grasa ni azúcar, y al igual que el primero tiene la lista completa del supermercado. En cada receta se puede calcular cuántas calorías, cantidad de grasa, carbohidratos y proteína se está consumiendo, y se puede llevar un mejor control de lo que cocinamos en casa. Fue asesorado por nutricionistas expertos. Ambos libros cuentan con un menú completo para cada día del mes y las recetas son 100% caseras desarrolladas por mí.  Lo vendo a domicilio y estoy en negociaciones con varios lugares para ponerlo a la venta en ellos”.

“Tengo dos hijas maravillosas: Natalia de 10 y Adriana de 7. Ha sido difícil balancear una vida profesional tan ajetreada y sin horarios establecidos, pero mis hijas me han visto trabajar desde bebés y han logrado entender la importancia de lo que hago. Es complicado que un niño de esa edad comprenda que hay días que sí puedo estar en la casa y otros no, y que hay días que sólo me ven cuando las despierto y el resto no porque estoy trabajando”, dice Jimena. Sus padres le han ayudado a cuidar a sus niñas, y eso facilita el proceso.

Tres personas han marcado su camino: su mamá, que le enseñó a realizar todo tipo de trabajos manuales, a ser perfeccionista y exigente consigo misma. Su papá, que le enseñó el valor de la educación, disciplina y excelencia y su abuela Mamay, con su ejemplo de vida y el consejo que más le ha servido en la vida: “nunca decir que no a ningún trabajo, no tener miedo y tomar las oportunidades con todo”. A sus hijas les debe el querer ser mejor cada día, a ser más ambiciosa y querer llegar más lejos, ellas son su motor y por ellas hace todo lo que hace.

“Hoy, a mis 37 años de vida, con dos hijas preciosas, una familia incondicional, un novio maravilloso y varias de mis metas cumplidas, no me queda más que sentirme agradecida con todas las personas que creyeron en mí desde un inicio, y agradecerle infinitamente a Dios por todas las bendiciones que me ha dado”.