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Para algunas personas la cocina del día a a día no se presenta fácil y les resulta abrumador y complicado. Pero realmente si tienes recetas fáciles para seguir y tienes un poco de paciencia, no deberías de tener problemas, todo depende también de la organización previa, tener todos los ingredientes en casa es muy importante. A continuación te damos unos tips para organizarte mejor.

  1. TEN LOS INGREDIENTES LISTOS
    Planifica tus comidas y elige qué menús vas a preparar en la semana. En base a eso haz la lista del supermercado y compra los ingredientes. Hay algunos que deberías de tener siempre en casa:
    – Pollo, carne de res, carne de cerdo, mariscos y pescados congelados en porciones pequeñas.
    – Perejil, cilantro, romero, tomillo y eneldo fresco. Estas hierbas hay que envolverlas en papel mayordomo y luego en una bolsa al vacío para que duren.
    – Mantén especias en polvo como Sazonador Italiano, Orégano, Albahaca, Tomillo, Eneldo, Curry, Mostaza en polvo, Canela y de esa forma tenerlas siempre a la mano.
    – Pasta cruda
    – Pan congelado
  2. NO OLVIDES LOS VEGETALES
    Son muy importantes para tu salud y alimentación, no los sacrifiques por falta de tiempo. Hoy en día, encuentras vegetales ya cortados o porcionados en el supermercado que son muy fáciles de preparar. Compra 2 para tu semana y varíalos para no aburrirte.
  3. PREPARA ALIMENTOS QUE PUEDAS CONGELAR PREPARADOS Y QUE SEAN FÁCILES DE DESCONGELAR Y CALENTAR
    Mantén arroz variado congelado en porciones. También puedes congelar puré de papa por ejemplo.
  4. MARINA LAS CARNES ANTES DE CONGELARLAS
    Compra diferentes cortes de carnes y marínalos de diferentes forma. Guárdalo en recipientes herméticos o bolsas y congélalos ya marinados para luego descongelar y preparar según lo requiera la receta.
  5. SEPARA TUS PORCIONES DE LA SEMANA
    Una vez preparada la comida, sepárala en las porciones en recipientes herméticos, así tendrás lista la comida de toda la semana.

Disfruta el tiempo en la cocina. Pon tu playlist favorito, tómate una copa de vino y eso hará más agradable el momento. ¡Suerte!

 

El ejercicio es medicina para el cuerpo, el alma y el corazón. Nuestro cuerpo está diseñado para moverse, para ser libre, para estar en contacto con la naturaleza. Muchos estudios han revelado el sin número de beneficios que tiene realizar actividad física diariamente.

En mi experiencia trabajando con niños, veo el impacto positivo que tiene en sus vidas. Biológicamente, previene enfermedades, baja los niveles de azúcar en la sangre, nos da sensación de bienestar y nos eleva el ánimo pues incrementan los niveles de serotonina, dopamina y endorfinas en el cerebro. Además, es supresor del cortisol, la hormona segregada por estrés y ansiedad. También previene la hipertensión, osteoporosis, mejora la densidad ósea, regula la presión arterial, aumenta tono y fuerza muscular, mejora la flexibilidad y movilidad en las articulaciones y reduce la sensación de fatiga.

Aparte, tiene otros beneficios psicológicos como refuerza la autoestima, autovalía y autoimagen. Reduce el aislamiento social, aumenta el estado de alerta y disminuye el grado de agresividad, ira y angustia. Mejora el rendimiento académico y definitivamente los niños que hacen ejercicio son más felices. Se les empieza a desarrollar el fijarse metas a corto, mediano y largo plazo, ayuda en la formación de buenos hábitos, disciplina, constancia, motivación y aprenden a que son los arquitectos de su propia vida. Es una excelente alternativa en el tratamiento de niños que presentan ADD (attention deficit disorder), un tipo de ADHD (Attention Deficit Hyperactivity Disorder ).

Con mi socia, Luchi Sanjose, tenemos la bendición de trabajar con niños desde los 5 años en un programa de acondicionamiento físico. Este programa está diseñado con la intención de empoderar y ayudar a los niños a que encuentren y potencialicen su fuerza interior, descubriendo su propia visión del mundo y cruzando sus límites usando como vehículo de aprendizaje la actividad física para crear así una mejor sociedad.

¿Qué tan fácil es acoplarse al cambio?

“Prepara a tu hijo para el camino y no prepares el camino para tus hijos”, decía la frase que leía mientras llegaban mensajes de apoyo tras nuestra mudanza hacia otro país, el cuál sería ahora nuestro nuevo hogar.

Cuando te conviertes en inmigrante, dejas muchísimas cosas atrás: tradiciones, costumbres, rutina, estilo de vida, amigos, familia, sabores… y otro montón de sensaciones que resultan indescriptibles con las palabras. Te vas y te llevas la experiencia, lo vivido, lo que lograste empacar… lo que cabe en tu mente, tu corazón y en las maletas. Te mueve la ilusión de buscar nuevos horizontes y a pesar que tú sigues siendo la misma persona, ahora tu historia empieza a escribir un capítulo nuevo en el libro de tu vida.

Lo describiría como una montaña rusa, te harás mil preguntas y te sentirás lleno de ansiedad e incertidumbre, esa que muchas veces puede estar a tu favor porque te permite empezar en un plan de vida nuevo o aquella que a su vez te hace sentir inseguro porque no tienes idea a lo que vas.

Retrocedo en mi mente años atrás y nunca imaginé tener que dejar mi país, y menos tener que explicarle a mis hijas que ahora su vida no sería igual; que todo dejaría de ser como antes y que ahora empezaríamos de nuevo, de cero. Despedir amigos, dejar la casa, nuestro espacio, cambiar el clima al que estaban acostumbrados nuestros cuerpos y hasta la sazón de la comida local. Ya no asistiríamos a los lugares que eran familiares para ellas, tendríamos que aprender a soltar emocionalmente y dejar ir una que otra de sus pertenencias que no cabrían en la mudanza.

Definitivamente en la vida hay momentos que nos marcan, que te hacen resistirte a cambiar, pero al mismo tiempo te transforman, nos hacen más fuertes. El cambio me abrió los ojos hacia una actitud más receptiva y resiliente ante la vida. A su vez, me hizo cuestionarme qué tanto estoy enseñándoles a mis hijas a atreverse a vivir nuevos retos y aceptar con valentía los cambios que éstos conllevan.

A la fecha, me sigo preguntando si las estoy preparando para la vida o si estoy tratando de amoldarla para que ésta sea más fácil para ellas. Lo cierto es que, si abrimos bien los ojos, los cambios nos llegan todos los días y raras veces les prestamos atención, regularmente lo hacemos cuando éstos requieren gran esfuerzo físico o emocional en reponernos. Los cambios son simples, desde el momento que haces un plan y éste no salió como querías o esperabas; hasta complejos, como cuando te sorprende una enfermedad inesperada, la pérdida de un ser querido o te enfrentas a una realidad o futuro distinto al que tenías en mente y crees haberlo perdido todo. Regularmente preparamos a los niños para los cambios simples y rara vez para los complejos. Pero, ¿qué pasará cuando no estemos cerca?

Si les enseñamos a nuestros hijos a tener una actitud receptiva ante la vida no se derrumbarán fácilmente ante cualquier circunstancia. Si aprenden a acoplarse al cambio, no necesitarán resistirse a éste porque sabrán resolver cualquier dificultad con valentía y aceptación; claro está, que no es tan fácil decirlo como hacerlo.

Dicen que la resiliencia se practica en cada oportunidad que tenemos para adaptarnos de nuevo a cada circunstancia o adversidad en la vida. Curiosamente, pude observar en mis hijas que los niños se adaptan más fácilmente; su capacidad de enfrentar la realidad no tiene prejuicios ni sesgos, como muchas veces los tenemos los adultos por experiencias pasadas -propias o ajenas-.

En nuestro caso, adaptarnos al cambio nos llevó a una serie de ajustes personales y familiares, algunos a corto y otros a mediano plazo. Entendí que éste empieza dentro de nosotros mismos, que no se trata de componer el camino, se trata de prepararnos para trazarlo y cruzarlo sea como venga. Aprendí que como mamá debo mantener una apertura constante y entusiasta, practicar la gratitud diariamente para contar todas las cosas positivas que el cambio trae en nuestras vidas. Aceptar aquellas situaciones que no puedo modificar -como haber dejado muchas cosas importantes y valiosas atrás- y cambiar todas aquellas que puedo para empezar a acoplarnos al presente -descubrir y construir nuevos planes aquí-.

Las pequeñas anclas han sido una forma de recuperar la estabilidad familiar y encontrar un balance más rápido de lo que pensamos. Haber traído nuestras cosas en la mudanza hizo que los espacios fueran más íntimos de nuevo, más familiares para todos. Por otro lado, mantener costumbres y tradiciones nos ha dado un sentido de pertenencia, una forma de mostrar quiénes somos y de dónde venimos. Así también, haber buscado en la ciudad todo tipo de actividades que para nosotros eran importantes anteriormente, nos ha hecho encontrar nuevos motivos y comunidades para querer estar y quedarnos aquí.

Continuar con nuestros principios y valores nos ayuda a reconocer que estamos en constante transformación y que está en nosotros convertir cada momento en algo más productivo y positivo para todos; que el hogar está en donde está tu corazón y si el corazón va lleno de experiencias, no importa a dónde nos lleva la vida, porque sabremos caminar a través de ella sea como ésta venga.

 

 

 

Mucho se habla sobre lo importante que es para los niños y adultos vivir una vida sin estrés. Y claro, es cierto: altos niveles de estrés pueden afectar nuestro sistema inmune, nuestro estado de ánimo, percepción general del mundo y nuestra alimentación. Sin embargo, los padres podemos sentir mucha carga al creer que tenemos que dar a nuestros hijos una niñez completamente libre de estrés. Esto no solo es imposible, sino que además se ha demostrado recientemente que los niños necesitan cantidades adecuadas de estrés en su vida para aprender a lidiar con él: ¿cómo podemos manejar algo que nunca hemos experimentado?

Lo mejor es que los niños puedan tener estrés en cantidades controladas y que como padres les enseñemos a manejar ese estrés, no solamente con técnicas y herramientas, sino que también manejándolo mejor nosotros. Durante los primeros 10 años de vida, el aprendizaje mayor de los niños ocurre a través de la observación y modelación: aprendizaje vicario. De esta manera, los niños podrán crecer y lidiar con los niveles de estrés en aumento que se presentarán durante su adolescencia y especialmente durante su vida adulta.

La clave está entonces en ayudarlos a llevar el estrés al que son expuestos (no en evitarles el estrés, ni situaciones estresantes). Les comparto algunas actividades calmantes que pueden ayudar a los niños, especialmente si son muy activos:

La ciencia ha descubierto que las actividades repetitivas y generalmente aquellas que implican la motricidad fina, ayudan a reducir la ansiedad. Para los niños funcionan muy bien actividades como los rompecabezas o pintar con pinceles y pintura. Los movimientos rítmicos y repetitivos de ambas actividades tienen efectos directos sobre el centro de relajación del cerebro de los niños.

  • JUGAR CON LEGOS: como les comentaba anteriormente, ejercicios de motricidad fina y concentración que les ayudan a relajarse y enfocarse.
  • CRAFT ACTIVITIES: muchas veces creemos que estos ejercicios manuales son solamente para niños pequeños, pero incluso los adultos se benefician también. El origami o la costura, por ejemplo, son actividades que niños y niñas más grandes pueden hacer con beneficios para el manejo del estrés.
  • ACTIVIDADES SENSORIALES: Otra vez, esto no solo aplica para niños pequeños, ¡los grandes se benefician también! Poder jugar con plasticina, tener una caja con elementos con distintas texturas (arena, frijoles, arroz, etc.) tiene un efecto calmante en todos. Se puede crear una “caja sensorial” con estos materiales y dejarla al alcance de todos en casa.
  • “DEMO”: Se les llama “demo” a estas actividades ya que consisten en que los niños puedan “romper” o “destruir” algo (un demo). No tiene que ser nada elaborado, el simple hecho de dejarlos romper papel con sus manos o cajas de cartón funciona de maravilla. En casa incluso se puede aprovechar para tener una caja de reciclaje y dejar que los niños rompan las cosas que hay dentro de esa caja (papeles, cajas donde vienen los juguetes empacados, etc.)

Para muchos niños, el colegio puede ser estresante. Hay muchas relaciones interpersonales, trabajo escolar y emociones que controlar. No es sorprendente que muchos niños tengan períodos difíciles al salir del colegio (por la tarde). Nuestro trabajo como padres es permitir un descanso emocional mientras están en casa. Esta necesidad no siempre nos la harán saber nuestros hijos de la “mejor” forma, pero podemos responder con amor para satisfacerla. Estas actividades relajantes pueden parecer sencillas, pero pueden proporcionar a los niños una salida y ayuda muy necesaria para llegar a un estado emocional más balanceado.

 

 

¿Qué es S.H.E.?

S.H.E (See Her Empowered) es un movimiento creado por mujeres para mujeres, donde por medio de una plataforma virtual, eventos personalizados, mini blogs en redes sociales y mailing, podemos inspirarnos y educarnos unas a otras a través de relatos y testimonios personales que generen un mensaje inspirador motivándolas a vivir una vida seguras de sí mismas, sin complejos, sin ataduras y sin remordimientos; a tener la vida de una mujer motivada, inspirada, libre y feliz.

La Misión de S.H.E.

Nuestra misión es que cada día más mujeres se empoderen de su llamado, cobren liderazgo en su vida y se desarrollen mediante esta plataforma que les brinda herramientas a través de artículos en temas de interés para la mujer, escritos por profesionales especializadas en los distintos campos como salud, nutrición, belleza, maternidad, bienestar y emprendimiento.

Cómo nace S.H.E.

Mi nombre es Annie Morales, tengo 37 años, soy esposa, madre y empresaria.

Mi vida ha girado siempre alrededor de las mujeres y por lo mismo nunca quise tener un hija mujer, siempre preferí evitar ese “drama” en casa.

Es mi segundo embarazo, la vida me regaló a Mia, durante todo el embarazo solo pensaba en lo complicado que iba a ser tener a una hija mujer. Mia nació con una condición cardiaca que nos llevó a hospitalizarla el 3er día de nacida. Luchamos por su vida con 2 cirugías a corazón abierto y en el tiempo que estuvimos juntas en el hospital, descubrí en ella todo lo bueno de una mujer; la imaginé con una vida exitosa, libre y sin complejos, y le prometí una vida así.

Mía falleció a los 15 días de nacida y aquí es donde mi promesa cobra vida. Aunque ahora no pueda cumplirla con ella, tengo la visión de sembrar esa vida en la mujer, enseñarle que puede vivir sin complejos, ataduras y sin remordimientos. Ser una mujer emprendedora, inspirada y feliz.

Ahora la vida me regaló otra hija mujer, Emma, quien me acompaña en este proyecto de vida.

Amor propio no es lo mismo que autoestima; este es el primer mito que hay que romper cuando hablamos del popular #selflove. Muchas personas creen que es lo mismo porque no saben realmente qué significa amarse completamente y todo lo que esto involucra. El amor propio está conformado por 10 ramas dentro de las cuales está el autoestima, pero tenerla no asegura que ya te estés amando completamente. El amor propio es la aceptación total de ti; es dejar de buscar el cambio para enfocarte en darle amor a las partes que antes querías cambiar, para que cuando llegue el momento de hacerlo ya no sea necesario, porque te aceptas tal y como eres en este momento.

Muchas personas lo confunden con autoestima porque tienen una buena percepción de ellas mismas, pero se puede tener autoestima sin tener amor propio y no se puede tener amor propio sin autoestima, porque esta lo conforma. Por esto es importante conocer las 10 ramas que lo componen para saber cuáles tienes fuertes y cuáles tienes débiles y trabajar en ellas para sentirte ¡súper bien contigo misma!

Las ramas son:

  1. Auto-honestidad
  2. Auto-aceptación
  3. Auto-cuidado
  4. Auto-compasión
  5. Auto-confianza
  6. Auto-estima
  7. Auto-expresión
  8. Auto-empoderamiento
  9. Auto-respeto
  10. Auto-placer
  11. Y la raíz de todo el auto-valor

Cada rama es importante porque compone una parte de ti que te ayuda a valorarte, darte a respetar, expresar lo que sentís, disfrutar los placeres de la vida, tener un buen concepto de ti y aceptar tu vida tal y como es. Decir que el amor propio es únicamente tu percepción personal es limitarlo a nuestro reflejo y somos muchísimo más que eso. Es importante adentrarte en cada rama para evaluar qué debemos trabajar para fortalecernos y ser personas completas, integrales y que se desempeñan de forma positiva en cada área de su vida, ámate; te vas a necesitar.