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Todos los domingos acostumbramos a almorzar en un restaurante. La verdad, es que no se sentiría como domingo si no almorzáramos fuera. A pesar que siempre salimos insatisfechos con la comida de Los Cebollines, esta vez decidimos volver a darle otra oportunidad. Por lo regular pido un Caldo Tlalpeño, (que de todo el menú es lo más rescatable) pero esta vez mi mamá nos convenció de pedir un mega Burrito para compartir entre 4. Pedimos al mesero que no le pusieran la salsa que lleva encima porque nos advirtió que picaba y 2 de las 4 personas que íbamos a comer de este plato padecemos de colon irritable.
El famoso Burrito venía como en la foto (siento mucho que sea una mala foto, pero no había buena luz). La lechuga SÚPER sobraba. Es necesario que empecemos a entender que si no aporta al plato, es un genuino desperdicio y los tiempos no están para esto. El pico de gallo y demás salsas que venían con el plato son muy escasas, no alcanzan para todos, y este es evidentemente un plato para compartir. Se los pongo así: si les encanta los frijoles, pidan el mega burrito. El sabor no era malo, pero sólo sabía a frijol.
La verdad es que una vez más confirmo que de lLs Cebollines lo que realmente vale la pena es el servicio, porque es MUY bueno.
No obstante, no volvería a pedir este plato porque simplemente no llena las cualidades de un Burrito. ¿Volverá ir a los Cebollines? Si es por el Caldo Tlalpeño o la Sopa de Tortilla, sí y sólo por esos 2 platos. Prefiero ir a lo seguro que arriesgarme a comer mal por querer probar algo nuevo.

Irina Rohrmoser Moreno

Este año, mi prima decidió celebrar el cumpleaños de mi ahijado en Chilli’s. La idea era llegar a la “ley de Cristo” en plan totalmente informal. El concepto me encantó porque fue sencillo, íntimo y de alguna forma, muy especial. Nos gozamos al cumpleañerito porque estábamos sólo entre familia y tenía toda nuestra atención.
Yo no había ido al área de juegos (en Chili’s Zona 10), y en serio que me encantó, pude comer en paz porque el área está muy bien diseñada y los niños se la pasan genial, así que en lo que mami comía, ¡los jovenazos jugaban!
Sin embargo, no me gocé mi comida por estas 2 razones:
1) Me decidí por el “menú lunch” de quesadilla porque no quería algo tan caro ni tan grande. Lamentablemente, para el tamaño que era me pareció caro para ser una tortilla de harina doblada a la mitad.
Me sorprendió que no trajera guacamol, pues es como mandatorio combinarla con pico de gallo, crema y guacamol. Sin embargo, venía acompañada de unos frijoles parados muy ricos y arroz, así que mejoró un poco el plato.
Entiendo que es un menú mas económico y por ende se sacrifica (aunque no debería) la calidad, pero en serio estaba MUY escasa de todo. Poco queso, poco chile pimiento y muy muy poco pollo, lo que me lleva al siguiente punto:
2) Pedí una quesadilla de carne, ¡no de pollo! ¡PLOP!
Pude haberla cambiado, lo sé. Pero no soporto la idea de tirar comida o que haya consecuencias contra el mesero como cobrárselas (NO estoy diciendo que eso hagan en Chilli’s, pero en general me da siempre miedo que pase en cualquier lugar).
El servicio no fue malo y por eso como crítica constructiva, se lo hice ver al mesero quien muy amablemente ofreció cambiarla.
Resumiendo: ¿volvería a regresar? ¡Sí! Ante una invitación similar, no creo que por iniciativa propia. No es el tipo de restaurantes donde encuentre algo que se me antoje demasiado como para ir.
Eso sí, regresaría por los juegos porque definitivamente mis hijos los amaron. Y lo que es seguro, es que no pediría el “menú lunch” (o la quesadilla en general) para no arriesgarme a lo mismo.


Irina Rohrmoser Moreno

Abrimos un nuevo espacio en nuestro blog para poder hacer reseñas de platos, bebidas y servicio de diferentes restaurantes en Guatemala. Para ello invitamos a nuestra querida amiga Irina Rohrmoser Moreno a que forme parte de la familia de Cocina al Chile!®. Irina, es comunicadora de profesión pero se dedica a la fotografía desde hace unos 5 años. Nos cuenta:
“Soy mamá de 2 niños que me traen loca y esposa de otro niñote que me está volviendo loca. No, no soy chef, ni foodie. Soy sólo una comensal como tú y como cualquier otra persona. Me gusta comer bien y recomendar en dónde hacerlo. Pero si no me gusta, también te voy a decir a dónde no ir o qué no vale la pena pedir. No soy experta, es sólo mi humilde opinión sobre los lugares que visito.” A continuación, les compartimos la primera reseña de Irina.

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Hace unos cuantos años, viví un tiempo en Barcelona. Además de enamorarme de la ciudad, su cultura y su todo! Me enamoré de la variedad gastronómica. Podría decir que casi no pasaba una semana sin que comiéramos un shawarma de cordero. Es de las cosas que siempre he añorado en Guate y que aún no he encontrado. Me emocioné al ver que en Le Café tenían esta opción, así que con un poco de duda (porque siempre pido los chuchitos de queso panela, que son en verdad espectaculares), decidí darle el beneficio de la duda. Para acompañarlo, pedimos para compartir con mi esposo una ensalada de quínoa mediterránea.
La mezcla de la carne de cordero, con el pan pita y el guacamol, me pareció interesante. No sabía mal, pero la carne en verdad estaba muy, muy, MUY seca. Casi achicharronada. Le hice la observación al mesero y su respuesta fue que así era y que de hecho “le faltó un poco”. Entendí entonces que mi elección fue mala y no era cuestión de “suerte”. Igual me lo comí porque soy de las personas que odia el desperdicio y que a cualquier plato le encuentra lo bueno. Al final de cuentas, terminó siendo más guacamol que otra cosa, lo cual no me molesta, pero en definitiva no volvería a repetir.

Sin embargo, quedé fascinada con 2 cosas en Le Café:

1) La ensalada de quínoa mediterránea. Una delicia en verdad! Seguro la volveré a comer y más de una vez.

2) Algo que no me sorprende pues siempre ha sido así: ¡el servicio! Todos los meseros y personal de Le Café es sumamente amable, respetuoso y atento. Pero esta vez me quedé boquiabierta, pues en la mesa detrás de la nuestra había un mini evento que se notaba improvisado. Era (de lo que entendí) un “baby shower”, y uno de los meseros estaba arrullando a un bebé en su carruaje. Esto, señores y señoras ¡NO TIENE PRECIO! Es llevar el buen servicio a otro nivel. Yo, como madre de 2 niños, se lo que uno valora poder tomarse un café en paz y sobre todo caliente, y ese mesero le dio esa oportunidad a esos padres. Un aplauso para él y otro para Le Café.

Así que los pros: la ensalada de quínoa mediterránea y el servicio al cliente.
Contras: el shawarma de cordero.
Resumen: habiendo tan buen servicio y tanta variedad en el menú, no vale la pena “engancharse” en la necedad de encontrar un shawarma en Guate.

Seguro regreso a Le Café porque tiene ¡muchísimas cosas buenas para hacerlo!

Irina Rohrmoser Moreno